Los balcones y terrazas son elementos que abren nuestras casas no solo a la luz sino a las calles, al contacto con los vecinos y con el resto del mundo. Así, precisamente las partes del hogar que están en el aire son las que nos permiten permanecer con los pies en el suelo. ¿Por qué no combinarlo con la música, un arte que nos hace volar? De esa mezcla -y del hecho de que en Zamora no contásemos con un festival de música consolidado-, nació FestiBalc.
Se trata de algo que no se había organizado antes y que parte de otras iniciativas similares desarrolladas en otras ciudades como actuaciones simultáneas en escaparates comerciales. Entonces, ¿por qué no darle una vuelta al tradicional concepto de festival? ¿Por qué no hacer uno en el que las actuaciones se desarrollen en distintos escenarios abiertos a la calle y en altura? Aunque era una apuesta arriesgada y más complicada a nivel técnico que un evento musical al uso, la originalidad y la capacidad de impacto de algo así en una ciudad como Zamora hacían de esta idea algo apetecible y con posibilidad de consolidación entre los vecinos. Además, el altísimo número de grupos musicales con los que cuenta nuestra localidad y la disponibilidad que tienen todos para colaborar con iniciativas nuevas, frescas y jóvenes hicieron que la idea fuera un éxito de organización y de público.